El objetivo de la protección pasiva contra incendios es retrasar el mayor tiempo posible la progresión del incendio, o incluso detenerlo para permitir la evacuación de las personas y la actuación de los bomberos. En la industria, también pretende limitar los daños causados a las herramientas de trabajo y evitar pérdidas de funcionamiento tras un incendio.
Para lograr estos objetivos, es necesario respetar ciertas reglas de diseño, en particular la sectorización del fuego para evitar la propagación dentro del edificio, pero también limitar la propagación de las llamas por radiación a través de las fachadas convirtiéndolas en escudos térmicos.
Los muros cortafuegos fabricados en hormigón u hormigón celular constituyen una de las mejores barreras a la propagación de llamas y gases para las naves industriales. Por tanto, una de las soluciones más habituales consiste en realizar la fachada de los edificios de producción industrial y de las plataformas logísticas, en paneles prefabricados de hormigón, macizos o con aislamiento integrado, que se instalan horizontal o verticalmente, adosados o rebajados, sobre los postes de soporte de la obra.
Estos paneles están unidos entre sí y presentas juntas de sellado verticales y horizontales, estancas a la intemperie y resistentes al fuego.
Es posible integrar en estos paneles aberturas de diferentes formas y tamaños, por ejemplo puertas seccionales.
Gracias a la inercia del hormigón y al espesor de los paneles, un escudo térmico de hormigón puede soportar temperaturas superficiales superiores a 1000 °C, sin comprometer su integridad estructural ni sus propiedades cortafuegos y de apantallamiento térmico. Las fachadas de hormigón también tienen una larga vida útil con poco mantenimiento y siguen siendo estéticamente agradables con el tiempo.